
ESTADOS UNIDOS, Margaret Fenelon. "Lo que voy a decir ahora es de trascendental importancia para el futuro: Todo lo que afirmamos sobre el Santuario Original y los Santuarios filiales, se puede aplicar también a los Santuarios del Hogar". El Padre Kentenich pronunció estas palabras decisivas la tarde del 18 de noviembre de 1963, ante un grupo de matrimonios que se habían reunido para su charla semanal de los lunes. "Lo que voy a decir ahora es de trascendental importancia para el futuro...". "Todo... acontece también en los Santuarios del Hogar". El gran énfasis que el Padre puso en estas palabras muestra la relevancia que esta idea, esta realidad, tenía para él.
Aunque la Mater y el Espíritu Santo habían estado inspirando el desarrollo orgánico de los Santuarios del Hogar durante largo tiempo y en muchos lugares, el Padre Kentenich dio su bendición definitiva a esta corriente hace cuarenta años aquí, en Milwaukee. Esta corriente de vida del Santuario del Hogar pudo desarrollarse en forma más concreta aquí, bajo la mirada atenta de nuestro Padre Fundador. Nuestra Madre eligió este momento y este lugar para la "fundación". Este año puede ser un buen momento para releer la historia de este crecimiento documentada en el libro del Padre Jonathan Niehaus, El nacimiento del Santuario del Hogar (en inglés).
Nacido de una necesidad concreta
Como todo en nuestro Movimiento de Schoenstatt, el Santuario Hogar surgió a partir de una necesidad concreta. Una de ellas era el desvalimiento que sentían los padres en la educación de sus hijos, especialmente la educación en la fe. Anhelaban un medio que sirviese de ayuda a sus hijos para navegar en las tormentas del tiempo, permitiéndoles, al mismo tiempo, descubrir la forma de hacer vida su fe. El Padre estuvo siempre muy alerta a las necesidades del tiempo. Él sabía, en el fondo de su corazón, que la mayor ayuda que podía darle a estas familias, y a todas las familias en el futuro, era la certeza y confianza absoluta en la acción eficaz de nuestra Madre como educadora y como Reina, vinculada localmente con el hogar.
Una invitación a la Mater de erigir su trono de gracias en las casas
Cuando algunos matrimonios acudieron al Padre y le preguntaron si podían reiterarle también la invitación a nuestra Mater de descender y "erigir aquí de manera especial su trono de gracias" en sus hogares, asumiendo el compromiso de esforzarse por construir espiritualmente estos Santuarios, el Padre lo consideró como un signo de la Divina Providencia. Sí, él creía verdaderamente que nuestra Madre quería establecer su morada en todos y cada uno de los hogares. Las mismas promesas y los mismos requisitos que Ella demanda del Santuario Original y de los Santuarios filiales, se harían realidad en los Santuarios del Hogar. A través de su vida de oración y sacrificio, ofrecida al Capital de gracias, los integrantes de la familia pueden invitar y atraer a nuestra Madre tres veces Admirable a su hogar para establecerse allí como la verdadera educadora de sus corazones. ¡Qué alegría y consuelo para estos padres!
El 23 de febrero de 1964 nuestro hogar se hizo un Santuario
Pocos meses depués de esa charla "fundacional" del Padre a los matrimonios, mis padres le pidieron que viniese a bendecir nuestro Santuario del Hogar. El aceptó, y el 23 de febrero de 1964 nuestro hogar se hizo oficialmente un Santuario. Estamos agradecidos de tener nuestra pequeña "acta de fundación", las palabras del Padre sobre nuestro Santuario del Hogar. Es importante escuchar lo que el Padre sentía en su corazón, sus pensamientos más íntimos sobre el Santuario del Hogar. Y quisiéramos ahora compartir estas palabras pronunciadas por él aquel día tan lejano, conscientes de lo intemporal y universal que es su mensaje.
La oración del Padre en nuestro Santuario Hogar
En nuestro Santuario Hogar, de rodillas, el Padre rezó:
Lo que hoy vamos a hacer aquí parecería ser un nuevo inicio o una nueva etapa en el desarrollo de nuestra familia. Nos alegramos de que todos nuestros hijos estén compenetrados con la idea de ser un Santuario vivo, que te amen, querida Madre y Reina tres veces Admirable de Schoenstatt.
Queremos recordarte una vez más, Madre y Reina nuestra, lo que implica que nuestros hijos estén entrando en la adolescencia. Puede suceder que nosotros, sus padres, no tengamos ya una influencia sensible sobre ellos. Y por ello tanto más te pedimos, querida Reina celestial, que atraigas hacia ti a nuestros hijos con un amor cálido, especialmente en esta edad tan particular.
Con todo mi corazón te pido lo que rezamos en la Oración del Cetro: "Mantén en alto el cetro, Madre, protege a tu tierra de Schoenstatt".
Tu "tierra de Schoenstatt" es ahora el corazón de nuestros hijos que queremos que protejas. Nuevamente recordamos aquí principalmente a aquellos hijos que día a día comienzan a descubrir el mundo y se abren a él, y quieren ser cada vez más independientes.
"Mantén en alto el cetro, Madre,
protege a tu tierra de Schoenstatt;
eres allí la única Reina,
pon en fuga a todos los enemigos".
Madre, sé Tú la única Reina en los corazones de nuestros hijos al igual que en nuestra casa. ¡Pon en fuga a todos los enemigos!
Cuida también, querida Madre, que nuestra familia sea un reino de verdad, un reino de amor, un reino de justicia, cada vez más palpable.
"Siempre allí reinen amor, verdad y justicia,
y esa unión que no masifica,
que no conduce al espíritu de esclavo.
Manifiesta tu poder en la negra noche de tormenta;
conozca el mundo tu acción y te contemple admirado".
Que este Santuario Hogar sea tu lugar escogido donde se desarrolle bien el espíritu de apóstoles y de la SANTIDAD DE LA VIDA DIARIA.
En tiempos difíciles para las familias
La presencia y la acción educadora de nuestra Madre se hicieron verdaderamente realidad en nuestro hogar. Los años 60 fueron tiempos difíciles para las familias. Una época en la que los jóvenes se rebelaban contra toda autoridad, especialmente la autoridad paterna. También comenzó la revolución sexual que afectó a muchos corazones. En el período que siguió al Vaticano II, en medio de un clima de gran confusión, muchos jóvenes se alejaron de la Iglesia. Buscando medios para mantener viva la fe y encontrar un equilibrio en tiempos de cambio, a menudo los padres eran incapaces de brindar una necesaria orientación y comprensión, fundamentalmente, a sus hijos adolescentes. Pudimos atravesar esas oscuras tormentas con la ayuda del Padre, que conducía a nuestra familia al corazón de nuestra Madre, depositando en sus manos todas las necesidades (y preocupaciones e intereses) desde el Santuario del Hogar.
Acude a María y ella te conducirá a casa
Una de las niñas de nuestra familia, que era adolescente cuando se bendijo nuestro Santuario del Hogar, escribió hace poco este testimonio para la beatificación del Padre:
"Con un corazón destrozado y rebelde, herido y confuso, me encontré con el Padre Kentenich: era un océano de misericordia y de paz en una época en la que reinaban el caos y el descontento en la familia, la Iglesia y la sociedad. Su presencia llena de paz curó las heridas de mi alma, infundió fortaleza a mi espíritu, y me llevó a un descubrimiento gradual de Cristo, CON MARÍA, en el Espíritu Santo hacia el Padre. Me dejó una rica herencia, un simple consejo: Acude a María y ella te conducirá a casa".
Nuestros Santuarios del Hogar son lugares de gracia donde podemos "acudir a María" con todas nuestras necesidades y preocupaciones. Desde nuestros Santuarios, con nuestra colaboración, Ella obrará continuamente milagros de la gracia, milagros de curación, milagros de amor. Y aunque tal vez no lo veamos en esta vida, conducirá "a casa" a cada miembro de la familia.
Estas pequeñas islas de gracias.
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